Corresponde a aquello que se entiende por sujeto o agente que observa el mundo y lo clasifica a través de las emociones y los pensamientos. Es la base del auto-aferramiento, y es precisamente su definición lo que hace la diferencia entre el pensamiento budista y otros pensamientos o escuelas filosóficas.
En el budismo, este concepto carece por completo de existencia inherente y por lo tanto su experiencia es solo una manifestación producida en la mente por la falta del conocimiento correcto con el que la mente capta su verdadera naturaleza. Es decir, nace de la ignorancia y perpetúa su manifestación en base a esta ignorancia partiendo por el auto-aferramiento que le sigue, pasando por la formación y permanencia de la experiencia de las emociones aflictivas y los pensamientos, y luego el karma que constituye la experiencia en la rueda del samsara.